dilluns, 1 de febrer del 2010

ABORTO Y PATRIARCADO

El objetivo de este documento es plantear que en el debate que se está llevando a cabo en los últimos meses sobre la necesidad o no de modificar el artículo del código penal que regula el aborto, se esgrimen siempre argumentos basados desde la perspectiva científico-médica, moral (cristiana) o jurídica, dejando de lado aquellos que se realizan desde una perspectiva político-social, básicamente aquellos enmarcados en el paradigma del patriarcado como sistema que estructura la sociedad.
Consideramos que plantear el debate partiendo de la narrativa del patriarcado, como sistema de dominación y orden social, nos permite tener afirmaciones legitimadas a través de conceptos como autonomía o libertad que ofrecen, desde nuestro punto de vista, mucha más solidez que afirmaciones basadas en la moral, la ética, la ciencia o incluso el concepto de derecho.
Planteamos, entonces, un enfoque del debate sobre el aborto a través de tres argumentos básicos:
- Las restricciones al avorto no son sino representaciones del patriarcado. El aborto es un tabú en el sistema patriarcal y representa uno de los actos más ejemplares de autonomía sobre el propio cuerpo y sobre el proyecto de vida.
- Restringiendo el aborto se vulnera la libertad de cada una de decidir sobre nuestro propio cuerpo: que una no quiera abortar no quiere decir que todas tengamos que ver nuestra libertad restringida.
- La posibilidad de ejercer la autonomía en la mujer es imposible si existen tutelas sobre ella. En el caso del aborto la mujer está sometida a unas leyes, a una bioética, a un sistema de valores androcéntricos y a una estructura familiar, entre otras cosas. Así, la capacidad de decisión de la mujer se ve limitada por un conjunto de factores externos a ella.
EL PATRIARCADO COMO SISTEMA
Existen diferentes definiciones de patriarcado, algunas más amplias y algunas concretas, hasta hay quien dice que no ha existido nunca o que ya se ha superado. Nosotras pensamos que el patriarcado existe entendido como sistema de dominación. No queremos empezar una disertación sobre cuando ni por qué se originó, ya hay quien desde hace años lo intenta descubrir. Lo que nos interesa es definir el patriarcado desde una perspectiva amplia y sistémica y mostrar como afecta a la práctica del aborto en nuestra sociedad.
Definimos entonces el patriarcado como un sistema de relaciones basadas en la dominación. No sólo entendemos el patriarcado como la dominación del hombre hacia la mujer, sino también como la dominación del hombre sobre los hijos, otros hombres o la tierra. El patriarcado es un sistema de organización social basado en la coerción de un aparte de la población sobre todo el resto, un sistema de símbolos, instituciones y relaciones que se retroalimenta, se trasforma y controla el curso del tiempo.
Basándonos en las aportaciones teóricas de Victoria Sau , la estructura del patriarcado se define mediante tres grandes opresiones y una gran ilusión.
La primera opresión es aquella ejercida sobre las mujeres y que Sau nombra como Matricidio.
Las segunda, es aquella ejercida sobre los hijos, que Sau nombra como Filicidi (trad: Hijicidio).
La tercera y última opresión es aquella que ocurre entre los barones para tomar el poder y que Sau nombra como Fratricidio.
Sau nos presenta también una cuarta pata del patriarcado, que nombrará Parricidio, que no es nada más que la renovación puntual de barones dominantes (Padres), que creen la falsa ilusión que el patriarcado ha caído, que es vulnerable. Nada más lejos, Sau considera que el Parricidio es uno de los grandes elementos de mantenimiento del sistema patriarcal.
Centrándonos en los mecanismos que permiten la opresión del patriarcado a la mujer, entendemos que se pueden dividir en:
- Elementos de dominación simbólica:
Nos encontramos en una sociedad dominada por una moral judeocristiana que utiliza la represión sexual de la mujer como mecanismo clave para su subyugación, imponiéndole una sexualidad únicamente destinada a una función reproductiva, que conduce a las mujeres a la maternidad como culminación de su feminidad. De la misma manera se produce la normativización de la heterosexualidad como garantía del mantenimiento de la finalidad maternal y como control de la sexualidad femenina.
- Elementos de dominación económica:
El sistema económico patriarcal divide el trabajo en trabajo productivo y reproductivo atribuyendo cada ámbito a un sexo: al hombre de lo destina al trabajo productivo y a la mujer al trabajo reproductivo. Además, estos dos ámbitos se jerarquizan y uno se valora mientras que el otro se invisibiliza.
La expresión de esta invisibilización es la no remuneración (trabajo fuera del mercado) o precarización del trabajo reproductivo, atribuido al universo femenino. La simbiosis entre capitalismo y patriarcado perpetúa un acceso desigual a los medios de producción y a los recursos, que genera a la mujer dependencia económica y vulnera su potencial autonomía.
- Elementos de dominación política:
El patriarcado crea una división entre ámbito público y ámbito privado, donde el ámbito público es el espacio de toma de decisiones que afectan a la sociedad, el mámbito de acción, y es el ámbito socialmente valorado que a la vez se atribuye al universo masculino. El ámbito privado, que se atribuye en cambio al universo femenino, se concibe como un espacio propio de las actividades reproductivas y como un espacio invisible y pasivo. La división de la realidad en estas dos dimensiones genera claramente una jerarquización del poder y de las capacidades de actuar y negociar, aconteciendo el espacio público el ámbito de legitimación del patriarcado. El aborto, por ejemplo, se trata como un tema de ámbito público cuando en realidad afecta exclusivamente a la mujer.
- Elementos de dominación social:
El patriarcado otorga a cada sexo unos roles, que es lo que se conoce como roles de género, que crean unos estereotipos alrededor de la mujer y del hombre y que permiten a cada uno de los individuos la aceptación de los elementos que hemos dicho anteriormente mediante la creación de identidades propias para cada sexo. Para legitimar los elementos de dominación anteriores, los roles de cada uno de los géneros tienen una valoración desigual por parte de la sociedad, asumiendo la mujer una serie de estereotipos desvalorados socialmente. Este hecho es determinante en la percepción de dependencia emocional que tiene la mujer ante la independencia masculina, que según Sau es el gran rasgo viril por antonomasia .
- Instituciones patriarcales: todas estas dominaciones se mantienen a través de instituciones, como la Familia, la Iglesia, el Matrimonio, el Amor Romántico o la Ley, que se encargan de mantener el orden y los valores patriarcales.
Esta clasificaciones de las formas de dominación no implica que no estén todas interrelacionadas, bien al contrario, se retroalimentan entre sí, creando el total del sistema de dominación patriarcal.
LA SITUACION DEL ABORTO EN EL ESTADO ESPAÑOL
La descripción de la situación del aborto en el Estado español la plantearemos a través de las restricciones a las que este acto médico está sometido, entendiendo cada restricción como un obstáculo a la plena autonomía de la mujer. Algunas restricciones son tutelas, es decir, situaciones donde la opinión de la mujer va detrás de la opinión de un “experto”. Otras son restricciones estructurales o incluso simbólicas.
Restricciones legales:
LEY ORGÁNICA 9/1985, DEL 5 DE JULIO, DE REFORMA DEL ARTÍCULO 417 BIS DEL CODIGO PENAL: ABORTO
La legislación española permite la posibilidad de interrumpir el embarazo en tres supuestos, es decir, no será punible cuando se concurra en alguna de las siguientes circunstancias:
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El hecho que el aborto esté recogido en el código penal implica que el ejercicio de autonomía de la mujer queda imposibilitado, coartando así el derecho de decidir sobre el propio cuerpo. Además, el hecho de que sea una materia legislada en el ámbito penal ayuda a construir el tabú sobre el aborto y “demonizarlo”. Por otro lado, la ley mostrada, obliga a la mujer a dar siempre una argumentación (me han violado, el feto tiene una malformación, estoy mal psicológicamente…) imposibilitando la capacidad de abortar por decisión propia. La ley española ejerce por lo tanto una doble tutela en tanto que ley pero también al imponer la decisión de la medicina, del derecho o de la psicología por encima de la decisión de la propia mujer.
Restricciones debidas al funcionamiento de la Sanidad
a) La Invisibilización
Existe una clara invisibilización del aborto como práctica médica en todos los niveles. La escasa educación afectiva se combina con una alarmante opacidad alrededor del aborto por parte del Estado: no se hace conocer la ley, no se informa donde se puede realizar, no se dan a conocer los protocolos de atención (si es que hay), no se estudia en las facultades de medicina… Se deja, entonces a la mujer en una situación de desinformación y desamparo ante una situación de embarazo no deseado.
b) La imposibilidad de realizarlo en la pública
Que solamente un 3% de las intervenciones de abortos se realicen en la Sanidad Pública es debido a tres factores. En primer lugar, existe la objeción de conciencia de muchos médicos que por motivos “religiosos” deciden no practicar este tipo de intervenciones. En segundo lugar, muchos médicos no practican los abortos alegando la objeción de conciencia, pero en realidad se sacan de encima una intervención que será en muchos casos realizada bajo el tercer supuesto, por tanto casi seguro ilegal, ya que la paciente seguramente está mintiendo cuando dice que está afectada psicológicamente. La propia ley es por lo tanto la fuente del segundo tipo de “objeción de conciencia”. Finalmente, no se realizan abortos en la pública porque el sistema sanitario no se encarga de que si bien un médico puede objetar, no lo hagan todos los que están en un mismo hospital. El SNS no crea en absoluto las condiciones legales, de personal o de recursos porque el aborto sea una práctica tan normalizada como las otras. El hecho de que los abortos no se realicen en la pública sigue contribuyendo a la invisibilización y a la construcción del tabú del aborto.
Restricciones económicas
El aborto, consecuencia de lo que acabamos de exponer, se acaba realizando en centros privados y tiene un costo alrededor de los 300€. Esta cifra genera una desigualdad de clase en cuanto al acceso a la práctica médica ya que si bien para alguna esta cifra es insignificante, para otra puede suponer la mitad de su sueldo. La privatización del aborto genera también menos autonomía personal a la mujer.
Existe una subvención, que proviene de una dotación pública, pero gestionada por una ONG llamada Salud y Familia. Consideramos que esta ayuda, a causa del proceso que exige pasar a la mujer para poder cobrarlo (entrevista que vulnera el derecho a la intimidad, no publicación de los criterios de adjudicación de las subvenciones, derivación desde SyF a la clínica que ellos estimen), lejos de facilitar el acceso al aborto exige sufrimiento, desinformación y desamparo a la persona que accede.
Restricciones simbólicas
La presencia de diferentes formas de restricción que hemos explicado hasta el momento son representaciones más o menos de la realidad. El ámbito de lo simbólico, no obstante, se mueve en los terrenos de la informalidad y la tradición, que como sabemos por experiencia pueden tener igual o más de poder que la norma estricta.
La represión sexual, que castra el placer de la mujer y que asume la maternidad como un fin obligatorio y la imposición de la heterosexualidad, pasando por la dependencia emocional de la mujer causada por su rol de género basado en la vulnerabilidad y la pasividad, o finalmente la construcción social de un tabú alrededor del aborto suponen potentes impedimentos y presiones que restringen y coaccionan la libertad de las mujeres sobre no solamente su propio cuerpo sino sobre su propia vida.
Restricción respecto a la minoría de edad
Entendemos que las mujeres menores de edad, y recuperando la definición de Sau que considera el patriarcado no únicamente el ejercicio de opresión sobre las mujeres sino también de los hijos, sufren aún más una imposibilidad de gestión de su propio cuerpo. Así la interrupción voluntaria del embarazo, se rige por lo establecido con carácter general sobre la mayoría de edad (Real Decreto Ley 33/1078 sobre mayoría de edad) y por las disposiciones especiales de aplicación. Así, a menos que la menor esté emancipada por matrimonio o por concesión judicial, hasta la mayoría de edad (18) no podrá recorrer a la Interrupción Voluntaria del Embarazo sin permiso de sus padres o tutores (Ley orgánica 9/1985 de Reforma del Aborto).
CONCLUSIONES Y REIVINDICACIONES
El aborto es pues un acto que se opone frontalmente al patriarcado, ya que vulnera todo el conjunto de mecanismos que el sistema posee para seguirse manteniendo. Por tanto, consideramos que empoderarnos de argumentos antipatriarcales, lejos de ser un retroceso en el discurso, proporciona argumentos más sólidos en la lucha por el aborto libre y gratuito.
Proponemos:
• La despenalización del aborto
• Aplicación del reconocimiento del menor maduro
• Inexistencia de terminios
• Realización de abortos en el sistema sanitario público
• Normalización de la práctica en la disciplina médica
• Educación sexual enfocada a la autogestión del propio cuerpo y al placer y no heteronormativa
• Financiación de los anticonceptivos por parte del sistema sanitario público
• Replanteamiento del rol del PASSIR en la atención primaria: apuesta por una autogestión con una perspectiva interdisciplinar basada en el trabajo hacia una autogestión de los cuerpos